Hay en el mundo poetas que jamás escribieron versos. Y tampoco los leyeron. Poco saben de leer, y aún menos de escribir. Mi idioma ellos no hablan, pero nombran los pajaros las hierbas del campo... Con los árboles conversan, a su sombra agradecen y sus memorias escuchan.
Saben el rumbo del viento y el color de la lluvia, el tiempo de la sembradura y el tiempo de los frutos. Las huellas de las fieras reconocen y cuidan.
Nunca entraron en una iglesia. Rezan al sol y a la tierra, saben cantos de otras eras, pieles tocan y maderas. No hay cuerdas que no desvelen, sus ojos mirando en la danza no el cielo sino la arena.
Y cuando alfin acaban sus andares en los días, de todo se despiden sin amargura y sin pena. Sabiendo que serán tierra luz hojas semillas ojos de niños abrazos agua del río panteras.
Y los versos que escribieron son sus pasos en la vida, marcas que no tienen olvido.
Anna Fresu