Habitamos
un mundo gobernado por el miedo, el miedo manda, el poder come miedo,
¿qué sería del poder sin el miedo? Sin el miedo que el propio
poder genera para perpetuarse.
El miedo al silencio que aturde las calles.
El miedo amenaza.
Si usted ama tendrá sida.
Si fuma tendrá cáncer.
Si respira tendrá contaminación.
Si bebe tendrá accidentes.
Si come tendrá colesterol.
Si habla tendrá desempleo.
Si camina tendrá violencia.
Si piensa tendrá angustia.
Si duda tendrá locura.
Si siente tendrá soledad.
Apareció el demonio en forma de mujer. Una mujer que rugía arrastrándose por los suelos. Y el Papa Juan Pablo II, libro un combate cuerpo a cuerpo contra el maligno, conjurando al intruso con exorcismos que provenían de otro papa que había logrado arrancar de Galileo Galilei la diabólica idea de que el mundo giraba alrededor del sol.
Cada pelo que pierdo, cada uno de mis últimos cabellos es un compañero que cae y que antes de caer a tenido nombre o por lo menos número.
El
hambre desayuna miedo.
El
miedo global
Los
que trabajan tienen miedo de perder el trabajo.
Y
los que no trabajan tienen miedo de no encontrar nunca trabajo.
Quien
no tiene miedo al hambre, tiene miedo a la comida.
Los
automovilistas tienen miedo a caminar y los peatones tienen miedo de
ser atropellados.
La
democracia tiene miedo de recordar y el lenguaje tiene miedo de
decir.
Los
civiles tienen miedo a los militares. Los militares tienen miedo a la
falta de armas.
Las
armas tienen miedo a la falta de guerra.
Es
el tiempo del miedo.
Miedo
de la mujer a la violencia del hombre y miedo del hombre a la mujer
sin miedo.
Miedo
a los ladrones y miedo a la policía.
Miedo
a la puerta sin cerradura.
Al
tiempo sin relojes.
Al
niño sin televisión.
Miedo
a la noche sin pastillas para dormir y a la mañana sin pastillas
para despertar.
Miedo
a la soledad y miedo a la multitud.
Miedo
a lo que fue.
Miedo
a lo que será.
Miedo
de morir.
Miedo
de vivir.
Indicios
No
se sabe si ocurrió hace un rato o hace siglos o nunca.
A
la hora de ir a trabajar un leñador descubrió que le faltaba el
hacha.
Observó
a su vecino. El vecino tenía todo el aspecto de un ladrón de
hachas. Estaba claro: la mirada, los gestos, la manera de hablar.
Unos
días después el leñador encontró el hacha que había perdido. Y
cuando volvió a observar a su vecino, comprobó que no se parecía
para nada a un ladrón de hachas, ni en la mirada ni en los gestos ni
en la manera de hablar.
El
Diablo es extranjero
El
culpómetro indica que el inmigrante viene a robarnos el empleo. Y el
peligrosímetro lo señala con luz roja. Si el intruso, el venido de
afuera, es joven y pobre y no es blanco, está condenado a primera
vista por indigencia o inclinación al caos o portación de piel.
Pero si no es joven ni pobre, ni oscuro, de todos modos merece la
malvenida porque ha venido a trabajar el doble a cambio de la mitad.
El
pánico a la pérdida del empleo es uno de los miedos más poderosos
en estos tiempos del mundo gobernado por el miedo.
Y
la verdad es que el inmigrante está siempre situado a primera mano,
ahí no más, a la vista, a la hora de encontrar culpables del
desempleo, de la inseguridad y de otras muchas temibles desgracias.
Antes
Europa derramaba sobre el mundo, sobre el mundo entero: soldados,
presos, campesinos muertos de hambre... que eran protagonistas de las
aventuras coloniales y han pasado a la historia como mensajeros de
Dios. Era la civilización lanzada al rescate de la barbarie.
Ahora
el viaje ocurre al revés. Eso quiere ser la invasión de los
invadidos. Los que llegan o intentan llegar desde el sur al norte son
protagonistas de las desventuras coloniales que pasan a la historia
como mensajeros del Diablo. Es la barbarie lanzada al asalto de la
civilización.
El
arte de mandar
Un
emperador de China, no se sabe su nombre ni su dinastía ni su
tiempo, llamó una noche a su consejero principal y le confió la
angustia que le impedía dormir. Le dijo: “Nadie me teme”. Como
nadie le temía nadie lo respetaba. Y como nadie lo respetaba nadie
le obedecía. El consejero principal meditó un ratito y opinó:
“Falta castigo”. Y el emperador sorprendido dijo que castigo no
faltaba, porque él mandaba a la horca a todo el que no se inclinara
a su paso. Y el consejero principal le advirtió: “Pero esos, esos
son los culpables. Si solo se castiga a los culpables, solo los
culpables sienten miedo”. El emperador chino pensó y pensó... y
llegó a la conclusión de que el consejero principal tenía razón.
Y le mandó cortar la cabeza. La ejecución ocurrió en una gran
plaza pública, la plaza celestial, la plaza principal del imperio. Y
el consejero fue el primero de una larga lista.
Fábricas
Corría
el año 1964. Y el dragón del comunismo internacional abría sus
siete fauces para comerse a Chile.
La
publicidad, sobre todo la publicidad en la televisión, bombardeaba a
los chilenos mostrando imágenes de iglesias quemadas, de tanques
rusos, de guerrilleros barbudos que secuestraban a los niños y se
los llevaban lejos.
Y
hubo elecciones. Y el miedo venció.
Y
Salvador Allende, el candidato derrotado me contó qué era lo que
más le había dolido de esa experiencia dolorosa.
La
empleada de la casa de al lado, la casa de al lado de su casa, en el
barrio de Providencia, era una pobre mujer que trabajaba veinte horas
por día ocupándose de los niños, lavando y planchando la ropa,
fregando, haciendo la comida... del día a la noche trabajando sin
parar, esa pobre mujer que había envuelto su ropa en una bolsa de
plástico y la había enterrado en el jardín, porque tenía miedo de
que si ganaban los Rojos le expropiaran su propiedad.
Seguridad
Durmiendo
nos vio. En el sueño de Elena estábamos los dos haciendo fila con
muchos otros pasajeros en algún aeropuerto, quién sabe cual, porque
todos los aeropuertos son más o menos todos iguales. Y cada pasajero
llevaba una almohada bajo el brazo. Rumbo a una máquina, que nos
esperaba, pasaban las almohadas bajo la máquina y la máquina leía
los sueños de la noche anterior.
Era
una máquina detectora de sueños peligrosos para el orden público.
Invasión
Tiene
pánico a la invasión el país que nadie ha invadido jamás, y que
sin embargo tiene la mala costumbre de invadir a los demás.
En
los años 80, el peligro se llamaba Nicaragua.
El
presidente Ronald Reagan asustaba a la población. Y denunciaba el
¡inminente peligro, la amenaza! de la invasión que iba corriéndose
desde América Central, México, vía Texas entrando en los Estados
Unidos y apoderándose del país... mientras a espaldas del
presidente un mapa mostraba esa Gran mancha roja que avanzaba.. La
teleaudiencia espantada no tenía la menor idea de dónde quedaba
Nicaragua... Ni sabía que ese pobre país había sido arrasado por
una dictadura de medio siglo, fabricada en Washington. Y después,
por un terremoto que no dejó nada en pie...
Y
esa teleaudiencia asustadísima, tampoco sabía que ese “País
Feroz” tenía en total cinco ascensores y una sola escalera
mecánica, que no funcionaba.
Diabladas
Hace
ya algunos siglos, Martín Lutero advirtió que Satán no está
solamente entre los moros, entre los turcos, sino que habita nuestra
propia casa. Que satán está en el pan que comemos y en el agua que
bebemos.
Y
pasaron los siglos y así siguió siendo.
En
el año 1982, el demonio tuvo la osadía de visitar al Papa en el
Vaticano.
Y
cuando el Demonio apareció en forma de becaria en el salón obal de
la Casa Blanca... El presidente Bill Clinton no lo conjuró usando
ninguno de esos anticuados métodos catolicos de exorcismo, sino que
Clinton explusó al maligno arrasando Yogoslavia en una guerra de
tres meses.
Guerras
mentidas
Las
guerras se venden mintiendo, como se venden los autos. Son
operaciónes de marketing y la opinión pública es el target.
En
el año 1964, el presidente Lyndon Johnson, denunció que los
Vietnamitas habían atacado dos buques de los Estdos Unidos en el
Golfo de Tonkin. Y entonces el presidente Johnson invadió Vietnam.
Cuando
ya la guerra había destripado a una gran multitud de vietnamitas, en
su mayoría mujeres y niños, el ministro de defensa de Johnson,
Robert Mac Namara, confesó que el ataque del Golfo de Tonkin nunca
había existido.
Los
muertos no resucitaron. Y en Marzo del año 2003, el presidente
George Bush denunció que Irak estaba a punto de aniquilar el planeta
con sus armas de destrucción masiva. Eran, según él, las armas más
letales jamás inventadas.Y entonces el presidente invadió Irák,
cuando ya la guerra había destripado una buena multitud de irakies,
en su mayoría mujeres y niños. El propio presidente Bush confesó
que las armas de destrucción masiva no habían existido, que esas
armas más letales jamás inventadas habían sido inventadas por él.
Cuando,
hace ya unos cuantos años, mi mamá me daba instrucciónes para
vivir, entre otras cosas me aseguró que la mentira tenía patas
cortas.
Pero
la mentira tiene patas larguísimas, porque en las elecciónes
siguientes el pueblo recompensó al presidente Bush reeligiéndolo.
Un
caso muy común
Doña
Chila Monti ya tenía unos cuantos años y estaba más cerca del arpa
que de la guitarra. Bien lo sabía su hijo Horacio, pero se pegó
tremendo susto cuando la vio como la vio: las manos tembleques, los
ojos salidos, las piernas flojas que no podían caminar... ¿Qué
pasó? ¿Qué pasó?, preguntó el hijo. Y la madre con un resto de
voz, la poca voz que le quedaba, alcanzó a musitar: “Me robaron”.
El hijo quiso saber qué cosas le habían robado. Y ahí ella pegó
un salto y resucitó, furiosa, indignadísima, “Vos bien sabés que
no tengo nada yo, ¿Qué cosas me iban a robar? ¡Ninguna! Cómo se
te ocurre semejante barbaridad...¿Tengo cosas yo? Bien sabe Dios que
cuando me llegue la hora subiré sin nada...” Bueno, bueno, dijo
Horacio, pero si decís que te robaron... “Sí, me robaron” ¿Y
qué se llevaron? “Las ideas”.
Yo,
mutilado capilar
Los
peluqueros me humillan cobrándome la mitad.
Me
consuelo recordando la frase de un amigo piadoso que me dijo alguna
vez: “Si el pelo fuera importante estaría adentro de la cabeza, no
afuera”.
Y
también me consuelo comprobando que en todos estos años se me ha
caído mucho pelo... pero ninguna idea... Lo que es una ventaja si se
compara con tanto arrepentido que anda por ahí.
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